Iba a empezar la reseña comentando que estamos ante un nuevo capítulo de transición. Sólo que sería bastante injusto. Es el peaje a pagar por las series de veintitantos capítulos, que el ritmo brutal no se puede mantener en todos ellos. Sin embargo, está muy bien aprovechar estos episodios que suponen la ascensión en la montaña rusa narrativa para atar cabos sueltos y profundizar en determinados personajes antes de la vertiginosa aceleración. Este es el caso, contrándose la trama en el mayor cabo suelto que teníamos desde el parón navideño. ¿Qué ha ocurrido con los fugados Agente 33 y Grant Ward?
Tras resultar gravemente herido por Skye, Ward ha necesitado un tiempo para recuperarse y lamerse las heridas, periodo que le ha permitido estrechar lazos con la Agente 33.
Dos almas gemelas que han conectado desde su situación de espíritus perdidos y nómadas, dos ronin que vagan buscando un propósito desde que fueron despojados del yugo de sus respectivos mentores. Una escena de presentación que homenajea de forma muy divertida a
Pulp Fiction nos pone rápidamente en situación cuando nuestros particulares Honey Bunney y Pumpkin secuestran a mano armada a alguien a quien están vigilando en una cafetería. ¿Un agente de HYDRA o SHIELD? Casi, pero no. Se trata del creador de las máscaras que permiten cambiar el rostro de sus portadores. Su objetivo: arreglar el desaguisado que lleva marcado a fuego la Agente 33 en la cara, convertida en una gemela malvada de May.
Este será el leit motiv del capítulo: la identidad perdida y la posibilidad (o no) de recuperarla.
De esta forma, también será protagonista (aunque en menor medida) Skye, ya que de igual forma ha visto cómo todo su mundo se volvía del revés. No es sólo que haya perdido su identidad, sino que va mucho más allá. Su naturaleza ha mutado y ahora es el momento de luchar por continuar siendo la misma, cosa harto difícil. Cada vez le es más complicado controlar sus extraordinarios poderes, lo que no sólo la pone en peligro a ella, sino también a quienes tiene alrededor.
Esto llevará a Coulson y May a tomar una dura decisión: aislar a la chica en una de las casas francas de SHIELD, apartada de la civilización, mientras encuentran un curso de acción que tomar. Una casa que es tanto retiro espiritual como prisión, en el fondo. Coulson será un apoyo fundamental en este trance, pero Skye tienen un duro camino de aprendizaje y comprensión por delante. Sin duda, la ayudarán los guantes desarrollados por Simmons para aminorar y controlar sus habilidades.
Mientras tanto, la relación entre la Agente 33 y Ward se sigue consolidando. Tanto que el duro espía la ha tomado bajo su manto y estará dispuesto a remover cielo y tierra para ayudar a su salvadora. ¿Un cambio en su vida tras la
traición de Skye? Sin embargo, aunque la agente ha recuperado la funcionalidad de la máscara y es capaz de imitar cualquier rostro, incluso el de Skye, hay uno que no es capaz de reproducir: el suyo propio. Ni siquiera un Ward harto de engaños es capaz de sentirse satisfecho con un simulacro de su antiguo objeto del deseo. Aquí comenzará la búsqueda de la identidad real y la autenticidad, para la que será necesario un inesperado comodín llamado Bakshi, el único que aún recuerda la imagen que él mismo se encargó de pervertir.
El único inconveniente es que sigue prisionero del General Talbot, lo que dará pie a una misión de rescate en las entrañas del cuartel-prisión del general, marcado por las camaleónicas habilidades de la Agente 33, la mortal eficacia de Ward y un sentido del humor muy agradecido que rodea toda la escena y la hace muy disfrutable. El resultado será tener a Talbot al borde del divorcio, a Bakshi sometido al mismo proceso de lavado de cerebro que sufrió 33 como gesto de justicia poética y el comienzo de una relación tan enrarecida como amoral. Volveremos a saber de estos modernos Bonnie & Clyde.
Entretanto, por fin conocemos a las cabezas de la "Verdadera SHIELD". Liderada por Robert Gonzales (interpretado por el siempre agradecido Edward James Olmos) y con los agentes Weaver, Calderón y Oliver en su cúpula, se formó durante la ascensión de HYDRA y ha permanecido en la sombra como una alternativa a la organización "oficial". Sin embargo, como todo el que ve los toros desde la barrera, reniega del liderazgo de Coulson, a quien consideran incapaz por su antigua crisis con el ADN alienígena, culpándole del desastre de Puerto Rico y la proliferación de gente con poderes descontrolada.
Por tanto, su objetivo es dar un golpe de estado y tomar el control de la organización. Cosa que tendrá que rodar contra reloj, ya que Hunter se muestra inmune a las palabras de Gonzales. Su confianza en Coulson no se ha visto mermada, así que conseguirá escapar con el
"beneplácito" de Bobbi, que pese a no hacer nada por detenerlo sigue fiel a la causa de los
golpistas.
Mack y Bobbi empezarán a dar pasos en firme con este objetivo, intentando recuperar la "caja de herramientas" de Furia, aunque Coulson y May no son tontos. Han olido el olor a podrido y estarán ojo avizor. La cosa se pone a punto de ebullición y promete emociones fuertes para los próximos capítulos. La tempestad está a punto de descargar con ruido y furia tras la calma chicha de los dos últimos episodios. Aquí estaremos esperando, armados hasta los dientes.
Por Antonio Santos