"EN EL BOSQUE, SOLO ELLOS TE OIRÁN GRITAR"
¿De qué va?
Mientras unos amigos pasan un día de relax en el bosque, un camión que traslada presos peligrosos se ve asaltado por "Tres dedos", quedando éstos libres y cobrándose un suculento botín mientras el caníbal les va dando caza uno a uno.
Reparto
Tom Frederic es Nate
Janet Montgomery es Alex
Gil Kolirin es Floyd
Christian Contreras es Willy
Jake Curran es Crawford
Dirección
Declan O'Brien (Sharktopus)
Impresiones
Es con esta tercera entrega de la rebautizada saga Camino sangriento cuando empiezan los problemas y todas las virtudes de la primera secuela empiezan a desaparecer, al menos temporalmente. Tras la buena acogida que tuvo
Wrong Turn 2: Dead End en el mercado doméstico, una tercera parte era inevitable. Esta vez, el planteamiento de la historia cambia un poco: Si bien en los primeros minutos volvemos a encontrarnos con la tópica, típica e irritante panda de jovencitos descerebrados, estos son despachados convenientemente por un nuevo mutante, no sin antes asistir al siempre bienvenido festival de torsos femeninos desprovistos de ropa. A continuación, la acción se traslada a prisión, donde conoceremos a los protagonistas verdaderos, un puñado de reclusos indeseables cuyo traslado es inminente, tres guardias de seguridad que se encargarán del transporte, y un agente del FBI infiltrado. Una vez el transporte haya partido, el grupo de reclusos y los agentes se enfrentarán a su peor pesadilla en el bosque, propiciada por un único mutante que, como los demás, está sediento de sangre.
Camino sangriento 3 funciona perfectamente a nivel argumental y apenas se diferencia en calidad a lo que ya hemos visto anteriormente en las dos cintas previas. Además, introduce ideas nuevas, algunas de las cuales me gustan y otras no tanto. De primeras, no veo problema alguno en limitar la presencia de los mutantes a uno solo. La pregunta es, ¿con qué familia guarda relación? Eso no se aclara en ningún momento. Otro detalle de interés es la incorporación a la historia de los conflictos entre los guardias y los presos, junto a pequeñas subtramas que, si bien nunca terminan de aclararse o resolverse, dan algo más de profundidad minimizando esa molesta sensación de banalidad que encontramos en algunas ocasiones. Además, esta vez la masacre tiene un claro significado, que no voy a desvelar por razones obvias, al ser el grupo de convictos despreciables el principal objetivo del mutante.
Por tanto, si no hay fallos evidentes en la historia, con las limitaciones propias de este tipo de productos, y a excepción de la pérdida completa de ese humor macabro tan bienvenido sí que los hay en otros apartados. Por una parte, hay que mencionar el aspecto técnico. La secuela anterior era puramente artesanal en cuanto a efectos especiales y la casi total ausencia del CGI era su mayor virtud y, sin embargo, no puedo decir lo mismo de esta tercera entrega. Los asesinatos son bestias, de acuerdo, pero lucen horribles por culpa de un CGI de lo más deficiente, algo que cualquier ojo, por muy poco experimentado que esté, puede apreciar sin demasiado esfuerzo. Además, el uso continuado de la pantalla azul hace que el producto final luzca horrible, chapucero y cada vez más barato.
El broche de oro se lo llevan las interpretaciones. A excepción de un par de miembros del casting, la mediocridad está al orden del día, a base de sobreactuaciones para dar y tomar y una sensación constante de pérdida en el set de rodaje debido a una nefasta dirección por parte de
Declan O´Brien (Sharktopus, Nunca juegues con extraños 3), que hace un trabajo muy inferior al que hizo
Joe Lynch con
Wrong Turn 2.
Hasta este momento,
Camino sangriento 3 es, con diferencia, la peor entrega de la serie, ya que su feísta puesta en escena, su tosco acabado final y sus mediocres FX infográficos contribuyen sobremanera a esa constante e incesante sensación de directo a vídeo de baja categoría rodado a toda prisa.
Con todo, la diversión continúa, aunque la película vaya dirigida exclusivamente a incondicionales de la serie, entre los que me cuento.
★★★★★
Por Pablo Rodríguez
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.