Esta vez es
Charles McDougall quien le toma el relevo a
Joel Schumacher. McDougall es conocido sobretodo en el mundo de la televisión por llevar a cabo numerosas grabaciones de episodios para series como
The Office, Los Tudor o
The Good Wife.
Nos centramos en la personalidad de Peter Russo y el afán de Underwood por intentar que se amolde a una nueva vida civilizada, donde sea capaz de vencer sus miedos. Debe acudir a terapia en alcohólicos anónimos y tiene que exponer toda su vida sin tapujos ante un especialista que recomendará qué se puede decir y qué no. No obstante, el mayor problema de Underwood es que nadie confía en Russo. Los altos cargos, incluido el presidente, al que solo le importa la victoria, no se muestran entusiasmados con el candidato de Underwood. Por lo que viendo peligrar su candidatura, éste le cuenta al presidente que Russo ha sido alcohólico y drogadicto, lo cual choca completamente con la filosofía política y hace negarlo al presidente. Pero el listo de Francis utiliza éste criterio para dar un nuevo enfoque, ofreciendo al público la oportunidad de encontrarse con un ser de carne y hueso que ha rehecho su vida y que ha rectificado su camino, y que a su vez quiere llevar a la gente por el buen lado. Ésto hará que el presidente le de una última oportunidad a Underwood aunque las tenga todas en su contra. Así pues, sabiendo que a Russo le pueden los nervios, decide llamar a Christina (
Kristen Connolly) para darle el último empujón que le hace falta y así rehacer su vida amorosa. Nuevamente, una jugada maestra del titiritero Underwood.
Mientras todo esto ocurre, nos centramos en otro perfil, el de Doug Stamper (
Michael Kelly). Hasta ahora solo había salido en momentos claves, pero es en éste episodio cuando se nos aclaran todas las dudas sobre su función. No solo es la máxima baza de confianza de Underwood y mano derecha sino que es su solucionador de problemas personal. Sale a la luz una prostituta que tuvo una relación breve con Russo y amenaza con contarlo todo si no le dan a cambio ayuda. Stamper, fríamente hará lo que esté en su mano para llevarla por el buen camino aunque ésto incluya implicar a una compañera de trabajo. Sin embargo, no todo es tan fácil y Stamper trata de conseguir diez mil dolares para dejar la fiesta en paz. El problema está en de donde sacarlo sin que se note. Para ello recurre a otro candidato con el que le apoyaron mediante contactos, pero que acabará por ponérselo muy difícil al segundo de Underwood.
En el inicio observamos una escena en la que un congresista se pone como mano derecha del presidente (a su izquierda exactamente), aunque no es su puesto. Un personaje que se va alejando de la cabeza principal y que quiere a toda costa estar en lo mas alto. Se sienta en la mesa del presidente, abre sus brazos y coge el bolígrafo que no le dio éste. Un bolígrafo que Underwood es capaz de usar para abrir una botella de vino (ahí notamos la importancia que cada uno le da a las cosas) y que con esto, trata nuevamente de engatusar a Zoe para que hable favorablemente de Russo aunque no sea eso lo que busque precisamente...
La semana que viene más.
Por Dante Martín
Amante del séptimo arte y en especial de la ciencia ficción. Fan incondicional de Stanley Kubrick y Terrence Malick, pero con todo y con eso, soy capaz de disfrutar en colorines de cintas de dudosa reputación. Cantante en mis tiempos libres y apasionado del mundo del cómic. Eso si, siempre con una birra cerca.