Capítulo 13, número cabalístico de primera división, que nos sirve para constatar que el declive de la serie continua de forma inexorable. Hasta ahora habíamos tenido episodios reguleros, malos, peores y lamentables, punteados por algún repunte de esperanza de inusitada calidad y frustrante fugacidad. Pero al menos habían sido entretenidos.
Sin embargo, aquí nos encontramos con un tostón vespertino tan inane como profundamente aburrido y previsible. Incluso los momentos tróspidos que abundan a lo largo esos 45 minutos que se hacen eternos adolecen de tal desgana y falta de ritmo que parecen fruto de una sesión de improvisación en alguna reunión de ejecutivos para hacer tiempo mientras a los guionistas de verdad se les ocurre algo. ¿Pero dónde están esos
"guionistas de verdad"? ¿Quién los ha secuestrado? ¡Liberadlos, malditos! O pedid algún rescate, ya haremos una campaña de crowdfunding para recaudar fondos. ¡Salvemos a Gotham de la desidia!
El resumen del capítulo de esta semana es claro: todo es mortalmente simple. Las situaciones se plantean de una forma simplona y se resuelven de manera aún más tópica, previsible y habitualmente por exigencias del guión. Los personajes vagan sin rumbo o quedan olvidados en el limbo hasta que alguien se acuerda de ellos. El exponente máximo está en los pequeños Bruce y Selina. Sin venir mucho a cuento, la niña le rompe el corazón a un Bruce que no levanta cabeza. Lo mismo te digo que vi al asesino de tus padres que te digo que no. Ahora corremos por los tejados cogidos de la mano y ahora si te he visto no me acuerdo. Pues bien, pues vale... Ya sacarán a la gatita haciendo poses para los póster en otro capítulo. Y con mucha suerte, harán algo interesante con ella.
Por otra parte, tenemos la trama policial y la trama mafiosa. Las dos completamente intrascendentes. La policial es una reiteración de lo ya visto en otros capítulos referente a la corrupción en el cuerpo de policía. Un camello ha sido asesinado y el único testigo es encontrado muerto en la misma comisaría. Gordon se lo toma a pecho, ya que fue quien lo llevó a declarar, y no cejará en su empeño de descubrir al culpable.
Una buena premisa si se hace bien, cosa que no ocurre. Todo es completamente esperpéntico: el culpable se sabe desde el primer momento. Los policías corruptos parecen una banda de chulazos malosos recién salidos de Grease o una pandilla de abusones de instituto. Todo es tan tróspido, previsible y esquemático que es imposible tomárselo en serio, lo que le resta toda credibilidad y gran parte del disfrute. Después de mucho humo, tenemos dos resultados: la capitana Essen por fin le echa un par de narices y se pone del lado de Gordon, y éste tendrá que hacer frente a la mala decisión de recurrir a un favor del Pingüino para encontrar pruebas necesarias para enchironar a los polis malos. Sobre el papel no pinta mal. Eso sí, dudo mucho que se le saque algún partido a la situación.
Mientras tanto, otra trama que prometía buenas dosis de tensión se desinfla en apenas un minuto.
Butch y Fish escapan de la forma más tonta (ejem, exigencias de guión, ejem) de las garras de Falcone. Aprovechan para hacer una visita al Pingüino en su nueva guarida (el antiguo club de Fish). Éste se dedica a pasar el rato haciendo el gamba con su madre en unas escenas donde dudaremos si estamos viendo Gotham o metraje descartado de algún corto primerizo de David Lynch (ya quisieran). Por exigencias del guión, Oswald se queda sólo justo cuando llegan Fish y Butch para jugar con él a la saltacabrilla. Por suerte para él, las mismas exigencias de guión hacen que se presente a saludar Victor Zsasz y su cohorte de vestales sadomasos, que pasaban por allí. Entonces se produce la peor escena de persecución que he visto en años hasta que Butch se sacrifica para que Fish escape. Sólo por las risas que me he echado ha valido la pena el capítulo. Cuando la serie se propone ser mala, lo consigue con creces. Finalmente, Bullock ayudará a Fish a salir de la ciudad, aunque evidentemente volveremos a verla. Aunque, por favor, que esté un poquito menos histriónica que hoy, porque es de largo el episodio donde peor actúa en lo que va de serie. Penoso. Y hasta aquí llega la trama. Seguimos cuesta abajo, esperemos que se haya tocado fondo porque si no Gotham lleva camino de convertirse en una parodia de sí misma.
Por Antonio Santos