Volvemos a retomar la serie tras el parón navideño y ese final de infarto que nos dejó tiesos e incrédulos a partes iguales.
El protagonista ensartado como un espeto con abdominales y lanzado montaña abajo. Un punto de partida de lo más atractivo para esta segunda parte de la temporada. ¿Cómo vivirá Starling City la ausencia del justiciero que está consiguiendo limpiar la ciudad de alimañas?
Ante la ausencia de noticias de su líder, el resto del Equipo Arrow ha continuado su labor de patrulla por una parte para seguir poniendo en jaque la actividad criminal y, por otra, para evitar pensar demasiado en la posibilidad de que Oliver haya muerto en su enfrentamiento con Ra's al Ghul. Algo que afectará sobre todo a Felicity, quien no puede aceptar la pérdida de su amado (platónico) y que incluso descargará su frustración contra su nuevo jefe Ray Palmer. La necesidad de éste de convertirse en el nuevo héroe de la ciudad como acto de redención chocará frontalmente con los sentimientos desatados de la chica, que no puede soportar que alguien más de su entorno cercano se ponga constantemente en peligro. Evidentemente, cambiará de opinión con el tiempo. Más que nada porque esta Felicity llorona es lo último que necesita la serie, sobre todo ya que por fin se está haciendo de Laurel un personaje de verdad. ¡Felicity, no le cojas el relevo, por favor! Las malas noticias se confirman de boca del mismísimo Malcolm Merlyn, que comprueba con sus propios ojos el destino de Oliver. Nadie puede sobrevivir a un castigo así... ¿o tal vez sí?
Mientras tanto, la ciudad necesita a su héroe, así que Diggle será el relevo bajo la capucha.
Un nuevo jefe del crimen ha llegado a Starling con ganas de liarla parda, y su plan no puede ser más perverso: liberar a todos los criminales a los que Arrow ha ido enchironando durante el último año, que no son pocos. ¿Un asalto carpenteriano a la comisaría del distrito 13? No, algo mucho más efectivo. Realizar ese asalto, pero al almacén de pruebas de la policía. Si no hay pruebas no hay delito y, por tanto, criminales a la calle por la vía legal. Un tipo listo este Danny Brickwell (aka
Brick).
Listo y más duro que una pared de hormigón, como comprobará en sus carnes Diggle. No en vano le pone cuerpo y alma un tío rocoso y carismático como Vinnie Jones. Esperemos que el personaje vaya ganando presencia, porque de momento apunta maneras. Finalmente, pese a la oposición de los héroes, el mafioso consigue su objetivo, más que por méritos propios por demérito de los justicieros y la policía. Podía haberse resuelto mejor, porque pese a que al final sea Felicity la que cargue con el mochuelo del fracaso lo cierto es que unos y otros han ido dando vueltas como pollos sin cabeza por exigencias del guión. Para lo que seguro que servirá es para poner de nuevo las cosas difíciles en Starling si uno es agente de la ley y como trampolín de la nueva Canario Negro.
Laurel ha tomado definitivamente las mallas (que le sientan la mar de bien, por cierto) y llega dispuesta a impartir ley y orden a base de vara. Abogada de día, justiciera de noche.
Por otra parte, los flashbacks siguen a velocidad de crucero con altas dosis de interés. Amanda Waller sigue demostrando que es un bicho al no importarle lo más mínimo el secuestro de Tatsu. Sin embargo, no duda en seguir con su carrera para quebrar los planes de China White, por lo que envía a Oliver y Maseo a recuperar una parte fundamental del arma que la villana está preparando.
Una espectacular misión trufada de unos inesperados golpes de humor negro (esa ventana maldita) que demuestra que Oliver sigue cogiendo tablas en esto de vérselas con el lado oscuro del espionaje. El hecho de dejar libre a un sicario de la villana no es azaroso, sino que le sirve para colocarle un localizador que les conduzca a la guarida de la villana... y con ello al rescate de Tatsu. Algo que hará que su esposo quede en eterna deuda con él... una deuda que se empieza a pagar en el presente.
Y es que Maseo llevará el cuerpo ¿moribundo? de Oliver a una posible salvación a manos de la mismísima Tatsu. De esta forma, sabemos que Arrow sigue con vida. El misterio es cómo se las ha arreglado Tatsu para traerlo de vuelta de entre los muertos. Poco a poco iremos descubriendo cómo. Esperemos que sea creíble, y no haya que tener unas tragaderas como el brocal de un pozo, cosa que se está evitando lo máximo posible en esta serie.
Por Antonio Santos