Esta semana toca subidón en la calidad de esta serie. Pese a que la trama de la Oscuridad Creciente avanza poco, el capítulo tiene las suficientes bondades como para tenernos pegados al sofá sin apenas parpadear durante su desarrollo. La premisa es de nuevo de lo más atractiva. Nos situamos en una apartada iglesia de la América profunda y conocemos a su protagonista, un predicador en horas bajas marcado por la sombra de su padre (y antecesor en el puesto), que ve cómo poco a poco va perdiendo feligreses. Una ambientación atractiva a la que se saca mucho partido, ya que tiene todo ese poso a tierra varada en el tiempo, de forma que igual podríamos estar en este siglo que a finales del siglo XIX. El resultado seguiría siendo el mismo.
Comienza el capítulo con el predicador llevando al extremo los métodos para captar la atención de sus feligreses, serpientes venenosas mediante. Una buena dosis de veneno le hará dejar el mundo de los vivos, aunque para sorpresa de la concurrencia vuelve a la vida de forma milagrosa. No estaba muerto, estaba de parranda. No sólo eso, sino que es capaz de regenerar la pierna de un amputado.
La razón parece estar en una misteriosa pluma que esconde en su bolsillo. Tras esta introducción, encontramos a Zed recibiendo unas clases de pintura, a la par que las atenciones del modelo desnudo que posa para los artistas. Alguien que posteriormente mostrará oscuras intenciones. Un amago de cita se pospone por una de las extrañas visiones de la chica en forma de serpientes que se enroscan a sus pies. Una nueva gota de sangre fosforescente en el mapa mágico y un artículo de periódico sobre el milagroso sanador pone a nuestro equipo liderado por Constantine de camino a investigar este presunto hecho sobrenatural. Equipo del que se cae Chas siguiendo la linea de las
"excusas peregrinas marca ACME". Algo de que había ido a batir el record del mundo de chupar cerrojos (o similar).
La sorpresa de Constantine viene cuando, en lugar del farsante embaucador que esperaba encontrar, se topa con una persona que realmente es un sanador.
Estos actos benévolos pronto mostrarán tener un fondo oscuro cuando Constantine comprueba que los peces de un lago cercano aparecen flotando muertos. No sólo eso, sino que los "sanados", cada vez más numerosos, comienzan a mostrar síntomas de convertirse en bestias asesinas. Además, parece claro que hay alguna criatura angelical (literalmente) involucrada gracias a la capacidad del reverendo de hablar
enoquiano,
"el lenguaje de los putos ángeles" según nuestro mago favorito. Así que, ¿qué mejor que buscar la ayuda de Manny? Aunque con la prohibición de involucrarse en asuntos humanos esta ayuda resultará ser de lo más críptica, se mostrará finalmente útil tras los improperios de rigor. La presencia de un ángel caído llamado Imogen en el plano terrenal dará las claves del asunto.
El alma del predicador buscaba su acomodo en el Más Allá cuando Imogen se cruzó en su camino y se agarró a ella como una lapa, arrancándole la pluma que le da sus poderes. La difícil tarea a realizar: recuperar la pluma y devolverla a su legítima propietaria antes de que muera en este plano.
A partir de aquí la trama se desarrolla a muy buen ritmo, incluyendo un giro totalmente inesperado al revelarse que Imogen no es realmente un ángel celestial, sino un ángel caído expulsado del Paraíso por haberse extralimitado en su curiosidad y matado a un humano. Los efectos secundarios de la Oscuridad Creciente se empiezan a notar cada vez con mayor intensidad.
Los muros entre realidades están cayendo y las criaturas infernales se las arreglan para encontrar resquicios por los que escapar del averno. Aunque Constantine se da cuenta a tiempo del engaño no podrá evitar que Zed devuelva la pluma a Imogen, liberándola en el plano terrenal con todo el poder de jugar a su antojo con la humanidad, tentando incluso al propio Manny para que la acompañe en la conquista y destrucción de la Tierra. Ni siquiera Constantine será capaz de detenerla.
Puesto entre la espada y la pared, Manny acabará por romper su juramento de no intromisión para salvar la vida de John y acabar con la malvada criatura. ¿Cuáles serán las repercusiones de este acto? Es algo que le puede costar muy caro al ángel. Veremos si se desarrolla esta situación. Mientras tanto, en tanto en cuanto se sucedan capítulos tan potentes como este (buenos diálogos, socarronería marca de la casa, giros imprevistos) estaremos de enhorabuena.
Por Antonio Santos